Un partido con una misión clara
Desde que se nos ocurrió la idea de fundar un partido político sabíamos cual debía ser nuestra principal tarea. Teníamos la certeza de que la misión que nos habíamos impuesto iba a ser difícil de alcanzar y que íbamos a tener enemigos al frente y también en los flancos. Confiábamos en que nuestra espalda estaría segura, si no con una actitud de apoyo activo, al menos comprensiva y, de momento así es.
¿Democracia real o una farsa bien montada?
Sabíamos que no disfrutábamos de una verdadera democracia, como han intentado hacernos creer desde la época de la Transición.
Nos avergonzaba la actuación de los partidos políticos, que abandonando su misión en la sociedad, se habían convertido en unas ineficientes oficinas de empleo público.
Nos preocupaba la ruta marcada por los partidos independentistas y seguida, no sé si con gusto, pero si con ahínco, por unos partidos de ámbito nacional necesitados de los votos de aquellos, todo por no querer contemplar la posibilidad de coaliciones más sanas.
Nos asombraba la aparente pasividad del pueblo español ante las ofensas a su dignidad y los continuos saqueos a sus bolsillos, parecía que la ingente inversión que se ha hecho en muchos medios de desinformación y adoctrinamiento y en ciertos ámbitos de la enseñanza y la cultura, había dado sus frutos.
El reto: devolver el poder al pueblo
A pesar de todo, había que salir al encerado, como decían los maestros antiguos. Y salimos, inexpertos en el “mundillo” de la política que se hace en nuestra Patria, pero con convicción y con inagotables ganas de trabajar y de servir al pueblo español. Nos tuvimos que hacer partido político porque no queda otra, para jugar en este campo hay que ponerse una camiseta. Pero nuestro objetivo requiere que el partido logre superar los límites que todo partido se crea, aún sin quererlo, y derive en un movimiento social que devuelva el poder a los españoles, si es que alguna vez lo han tenido. En resumidas cuentas, que seamos capaces de establecer una verdadera democracia.
En definitiva, desde el principio sabíamos que había que lograr el apoyo del pueblo español, para lograr una mayoría de 2/3 de los diputados que nos permitiera proponer, con garantías de éxito, iniciar una revisión de la Constitución Española de 1978. No es ahora el momento de criticar aquel ingente trabajo y difícil acuerdo al que llegaron con generosidad muchos de los políticos de aquella época. Sería absurdo buscar ahora responsabilidades a toro pasado y sin haber vivido en primera persona aquellas apasionantes horas. Pero, después de cuarenta y siete años de vigencia de aquella Constitución, tras haber vivido episodios en los que se ha podido poner en valor lo que de positivo contiene, también hemos podido contemplar, algunos con máxima preocupación y otros supongo que con indiferencia e incluso satisfacción, otros hechos que hasta han llegado a poner en riesgo la integridad de la Nación española y la Soberanía Nacional, sin que se haya podido recurrir a esa misma Constitución para defenderlas.
Las “booby traps”: trampas ocultas en la Constitución
A esa situación se ha llegado porque, la CE del 78, aun reconociendo el valor positivo que en general contiene y el ambiente de concordia en el que se elaboró y que duró cierto tiempo, contiene también “booby traps” o “trampas para bobos”. Sin duda, hubo personas y/o organizaciones que entonces trabajaron para obtener los resultados deseados por ellos a medio y largo plazo. También las hubo que supusieron un espíritu de concordia y buena fe en todo aquel que se acercó a colaborar o asesorar.
Poco a poco se han ido activando esas booby traps, unas veces las han aprovechado los gobiernos centrales, cuando se han dado cuenta de las posibilidades que les ofrecían para hacer de su capa un sayo, para obtener un cuartillo más de poder, aunque fuera invadiendo el de otro o para satisfacer los deseos inconfesables de algunos lobbys que les reportan beneficios pero en contra de la opinión del común de los mortales . Otras se han utilizado para hacer cesiones de soberanía tan cuestionables que al final han puesto a todo el primer sector productivo en pie de guerra. Las más de las veces se han utilizado por aquellos que, en su día, lograron que fueran colocadas para su futura activación, me refiero a los separatistas y sus cercanías, a esas élites políticas racistas, a la derecha y a la izquierda del espectro político de sus regiones, y esas rancias burguesías que las han controlado siempre.
El último golpe: el artículo 150.2
Ya son muchas las ocasiones en las que se ha puesto de manifiesto la existencia de esas booby traps, pero la última es de traca. Después de hacer una ley de amnistía, al parecer de la mayoría inconstitucional y de ser validada por un Tribunal Constitucional hecho a medida de su “señor”, algunos creyeron que ya se había llegado al final del recorrido. Nada más lejos de la realidad, aun quedaba otra trampa para bobos que, aunque ya ha sido activada en otras ocasiones, en esta última ocasión ha hecho más ruido. Se trata del artículo 150.2 de la CE. Invito a su paciente lectura y saquen conclusiones.
150.2 El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. La ley preverá en cada caso la correspondiente transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se reserve el Estado.
¿Estamos a tiempo de reaccionar?
Mi conclusión es que cualquier gobernante que haya logrado una mayoría parlamentaria, por los medios que sea, podrá promulgar las leyes orgánicas que sean precisas para transferir las competencias exclusivas del Estado que él decida, pudiendo incluso llegar, de manera efectiva, a acabar con la integridad territorial del Estado Español y con la Soberanía Nacional.
Por eso venimos diciendo que es urgente y necesario revisar la CE del 78. Antes de que estos elementos acaben con España tal y como la conocemos.
Todavía no he visto un partido que hable de la urgente reforma de la LOREG. Con esta reforma se evitaría el abuso de partido separatistas, terroristas y minorías abusivas.
Juan Carlos Maroto Lagal
Nosotros tenemos una propuesta para la modificación de la LOREG, es tan profunda que requiere modificar la CE